15. Laicidad

    • Exigir que en los actos públicos y en las dependencias institucionales se respete el principio constitucional de aconfesionalidad.
    • Impulsar la revisión de los Concordatos suscritos por el Estado español con la iglesia católica, a fin de garantizar la laicidad del Estado.
    • Exigir un uso público de los edificios artísticos propiedad de confesiones religiosas rehabilitados con fondos públicos.

2 respuestas a 15. Laicidad

  1. Augusto G. Milián dijo:

    ¿Tiene CHA algo que decir en referencia a la actualización de la Ley de libertad religiosa?

  2. Todos los seres humanos tenemos derecho a conducir nuestra vida libremente, según los dictados de nuestra propia conciencia.

    Solo el Estado aconfesional es capaz de garantizar el ejercicio pleno y en igualdad de condiciones de la libertad de conciencia, base común de las demás libertades, incluida la libertad religiosa o de culto.

    Queremos unas instituciones del Estado libres e independientes de cualquier condicionamiento proveniente de instituciones de carácter privado. Constituyen el espacio público, común a toda la ciudadanía, donde no deben estar presentes la ideología y la simbología de ninguna confesión religiosa.

    Queremos unos representantes públicos que ejerzan sus cargos desde los principios de libertad e igualdad para toda la ciudadanía, de tal forma que, cuando actúen en calidad de tales, lo hagan desde la universalidad y la neutralidad, y en ningún caso desde la confesionalidad.

    Queremos una escuela pública y laica.

    Queremos la no presencia de nuestras instituciones públicas y nuestros representantes políticos, en calidad de tales, en ningún acto perteneciente a una confesión religiosa

    Queremos la derogación del Concordato y otros Acuerdos entre el Estado español y el Vaticano

    Queremos la devolución al pueblo del patrimonio artístico/cultural eclesiástico

    Queremos una Judicatura que, lejos de dejarse llevar por sus ideologías, dicte sentencias justas y acordes con el Estado aconfesional proclamado en la Constitución.

    Queremos, en fin, un Estado realmente aconfesional.

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